Pablo López, el grave límite de un estilo político

Desde siempre, la etapa más agonal de la política esta atravesada por operaciones, trampas, zancadillas, movimientos turbios, fabulaciones; en el extremo, agresiones físicas y en estos tiempos se agregó la posibilidad de construir escenarios verosímiles, a partir de la inteligencia artificial, la edición al detalle para construir frases que parecen ciertas a partir de fragmentos originales o no, más la velocidad de difusión en redes sociales.

A priori, podría pensarse en cualquiera de esas posibilidades, pero   para el público común, para el de las redes sociales, para la ciudadanía, para los periodistas, no quedaban dudas de que la voz del audio que circuló veloz y vorazmente era la del concejal de LLA Pablo López, proponiendo favores sexuales.

Se entiende que una mujer, le reclama dinero y el concejal le recuerda que ya le hizo una oferta para solucionar sus problemas; la oferta consiste en que cada vez que le chupe el pito, le descuenta $10.000 de una deuda.

Hay otra circunstancia en torno al tema, que tampoco es atenuante; la mujer habría sido hasta hace poco pareja del concejal, estaban distanciados, pero compartían actividad política en armonía.  

Ante la contundencia del testimonio circulando rápidamente, López optó por el camino más sensato: renunciar.

Entendió rápidamente que su figura estaba seriamente lesionada, que no habría forma de defender públicamente en el tiempo tamaña barbaridad, sin quedar ultrajado y lo que es peor en términos políticos, poner en riesgo la esperada performance electoral de ese partido en las próximas elecciones nacionales de octubre.

Después de dejar el PRO, López construyó su figura política sobre la base de un estilo que se distinguió por el permanente y encendido reproche al oficialismo gobernante en la provincia y el municipio.

Comparó siempre a las variadas expresiones oficialistas del Concejo Deliberante y también de la provincia, con el kirchnerismo reciente, corrupto y poco transparente, con los supuestos correctivos morales y éticos que la LLA avanza introdujo en el manejo del estado y la política, y que él ahora, incumplió.

En minoría absoluta, el hasta ahora edil porque su renuncia todavía no fue aceptada oficialmente, debió acudir a pequeñas artimañas para superar tramos de sesión en los que no podía refutar otras expresiones.

En ese plano, fue siempre muy exaltado, frontal y hasta excedido para defender la gestión libertaria nacional y demostrar que su presidente está en el camino correcto. Por imperio de estos planteos, de uno y otro lado, el Concejo Deliberante pareció en los últimos meses estar más dedicado a cuestiones que no puede, ni es de su ámbito resolver, que a los temas de la ciudad.

En el audio se percibe que López, procede en su diálogo con la misma energía y con el mismo matiz, con su interlocutora a la que le ofrece “10.000 por una chupada de pito a cambio de solucionarle sus problemas”.

Habituado a los videos ligeros para pronunciarse sobre temas diversos López, difundió hace pocos días un video en sus redes sociales, donde recrimina el receso legislativo de invierno por parte del Concejo Deliberante, exhibe papeles con el contenido de sus proyectos pendientes y los va descartando a un costado, quejoso porque no se pueden tratar.

El cuestionamiento es válido, porque ni el Concejo ni las cámaras legislativas tienen instituido un receso de legislativo en invierno, pero la forma en que tira los papeles es vulgar; podría haber explicado con más detalle qué quería con sus proyectos, cómo impactarían y que asuntos resolverían

El audio de López que lo condujo a su renuncia, no escapa a ese estilo, en el que no se vio nunca abandonando el centro del ring, que puede servir a veces, pero que no es útil como forma permanente de hacer política, porque se agota en sí mismo.

En el texto de la renuncia que se difundió en las últimas horas de este jueves, López dice que “no se puede servir a la ciudadanía bajo condiciones de hostigamiento político y persecución personal” y que prefiere” dar un paso al costado antes que ser funcional a las operaciones que nada tienen que ver con el bienestar de los salteños.”

Como quedó dicho, si hay algo que el concejal López sobrellevó fue el hostigamiento político y hasta algún “preventivo” físico dentro del Concejo y si algo claramente podría soportar son las “operaciones” a las que alude.

Esta vez, López no pudo distinguir el recinto político del ámbito privado; aplicó la misma impronta para resolver un extraño entuerto “labora-salarial”.

Si la denuncia judicial por acoso y extorsión prospera, podremos saber si esta vez lo traicionó su estilo, o si esos modos muestran su verdadera naturaleza.

Gerardo Rebak

Editor